Foto: Dani Martín. Subida al Port de Vielha, Val d’Aran.
Estos últimos días, debido a una borrasca situada entre el sur de la península Ibérica y el norte de África, el flujo de viento del sur y sudeste ha hecho llegar una gran cantidad de polvo en suspensión a la península proveniente del Sáhara y se ha depositado tanto en seco (sin precipitación) como acompañado de precipitación, puesto que las partículas de polvo actúan de núcleos de condensación para favorecer la generación de gotas de lluvia en la nube.

Entrada de polvo en suspensión del Barcelona Dust Regional Center
Esto ha hecho que nuestras montañas, muchas de ellas bien vestidas de blanco después de las últimas nevadas, se despertaran ayer teñidas de marrón, fenómeno bastante habitual en esta época del año. Las consecuencias que tiene la aparición de una capa sahariana en el manto de nieve son diversas. La primera, y desde ya asegurada, es la aceleración de la fusión de ésta puesto que el color marrón disminuye la capacidad de la nieve de reflejar la radiación solar incidente (albedo), por lo tanto atrapa más radiación y calor.
Otras consecuencias se derivan cuando la nieve marrón se entierra con nuevas nevadas. Si no se ha encostrado cuando estaba expuesta a la superficie, lo hace ya dentro del manto, puesto que lleva mucha energía acumulada en forma de calor y por poco que bajen las temperaturas, su contenido de agua líquida se rehiela. Si estas nevadas que lo entierran se producen con bajas temperaturas (que parece que de momento no será el caso…), como las costras funcionan de barrera o freno al flujo de vapor de agua de la base del manto a la superficie, se generan fuertes gradientes de temperatura en las capas adyacentes que impulsan la formación de cristales grandes y angulosos (posibles capas débiles!). Así pues, una vez más, confirmamos que al manto no le gustan los cambios bruscos de temperatura…
Por lo tanto ya veis que, tanto si se entierra como si no, la nieve marrón tiene sus implicaciones.
Foto: Montse Bacardit. Tuc de la Cigalera, Val d’Aran.