Cuando empecé a trabajar en el mundo de la nieve y los aludes hace unos años, recuerdo que no me gustaba la incertidumbre. Había aprendido a identificar las capas del manto, sabía hacer los test e interpretarlos pero cuando debía decidir si la nieve era lo suficientemente estable como para esquiar una pala en concreto, a menudo tenía dudas, y atribuía estas dudas a mi falta de conocimiento y experiencia.
Dos años después de hacer perfiles de forma diaria, fui a Canadá a hacer el primer nivel de los cursos para profesionales de la Canadian Avalanche Association (AOL1) donde, evidentemente, nos hablaron de la incertidumbre. Lo recuerdo como una pequeña revelación que supuso un punto de inflexión en mi percepción profesional de la nieve. Uno de los profesores nos dijo que hasta que no nos sintiéramos cómodos con la incertidumbre, no podríamos trabajar correctamente en terreno de aludes. Que la incertidumbre era propia de ese entorno. Por eso, sugería tratarla como una variable más, identificarla, reducirla pero renunciar a eliminarla. Dijo que si queríamos seguir frecuentando terreno de aludes, ese paso era indispensable.
El hecho de encontrarme ahora en un país diferente (Canadá), en unas montañas nuevas (Columbia mountains) y esquiar en un manto mucho más inestable del que tenemos habitualmente en los Pirineos me ha hecho revivir aquellos momentos en que la incertidumbre te invade. Además, los locales dicen que este inicio de temporada está siendo especialmente atípico por la cantidad de capas débiles persistentes que vamos sumando con la alternancia de períodos fríos y soleados, y nevadas. Aquí nuestro instinto pirenaico no funciona igual de bien que en casa, ya que cuando intentamos reconocer patrones nivológicos no encontramos experiencias similares que nos ayuden. La gestión de la incertidumbre no es fácil.
Aludes accidentales tamaño 2, el de la derecha desencadenado a distancia, por dos grupos de esquiadores diferentes este diciembre cerca de Revelstoke. La presencia de capas débiles persistentes en todas las orientaciones y en todas las franjas altitudinales hace que acercarse a los 30 grados en terreno abierto sea como jugar a la lotería.
Me he dado cuenta de que la relación de uno mismo con la incertidumbre fluctúa a lo largo del tiempo y que es importante reajustarla para poder tomar buenas decisiones en terreno de aludes. El primer paso es el ejercicio individual de reconocer que hay cosas que no sabemos y que quizás no tenemos forma de saberlas. El segundo paso es compartir esta reflexión con los compañeros para sumar conocimiento y ser conscientes de la incertidumbre que tenemos como grupo. De la misma manera que en la predicción de aludes se desglosa la complejidad del manto para comprenderlo; también podemos aplicar la técnica de “fraccionar para entender” a la hora de convivir con la incertidumbre. A continuación, algunas estrategias que pueden ayudarnos a movernos con relativa seguridad en terreno de avalanchas.
Estrategias para reconocer y describir la incertidumbre
- Identificar las fuentes de incertidumbre. La incertidumbre puede venir dada por la falta de información en lo referente al tiempo atmosférico, al cambio climático, a la estabilidad del manto, al grupo y también al terreno. Así pues, la conocida frase «Cuando la nieve es el problema, la solución se encuentra en el terreno» suena bien y reconforta pero no siempre se cumple. El terreno también puede esconder sorpresas.
- Valorar que información tenemos y qué información nos falta.
- Decidir, de la información que nos gustaría disponer, cuál es factible conseguir y cuál queda fuera de nuestro alcance. La mayoría de las veces la incertidumbre no podrá eliminarse totalmente.
Estrategias para reducir y adaptarnos a la incertidumbre
- Mejorar la información. Es necesario escoger las herramientas y prácticas adecuadas para responder a las preguntas que más nos preocupan. Si queremos investigar la estabilidad de la nieve en las umbrías en cotas altas, no nos servirá de mucho hacer un test en una vertiente SW en el límite del bosque. Por otra parte, utilizar dos métodos independientes puede ayudarnos también a verificar cierta información. En este sentido, si estamos intentando acotar una zona de aludes, podemos aplicar modelización para definir la zona de llegada y, al mismo tiempo, buscar indicios en la vegetación y ver si ambos resultados coinciden.
- Utilizar el pensamiento colectivo. Los grupos tienen el potencial de tomar mejores decisiones potenciando la creatividad y sumando la experiencia. Un ejemplo son los briefings que realizan las compañías de guías por la mañana para elegir dónde se esquiará durante el día, y los debriefings que hacen por la tarde para determinar si el terreno se ha ajustado correctamente a las condiciones y al grupo.
- Escoger rutas más seguras. Ésta es una de las estrategias más efectivas. Cuando la incertidumbre es elevada, un margen más amplio de seguridad en la selección del terreno es una buena forma de solucionar el problema.
- Controlar los aludes. Los métodos para desencadenar aludes de forma controlada son varios. Como esquiadores podemos hacer un ski cut o cortar una cornisa. Las estaciones de esquí, las carreteras y algunas operaciones de heli esquí y cat ski en Norte América disponen de más recursos y utilizan detonaciones de diferentes tipos para provocar aludes y limpiar las zonas de salida.
Hacer un perfil puede ayudarnos a reducir la incertidumbre en cuanto a la estabilidad pero a veces podemos no tener el tiempo necesario para aplicar esta técnica. Entonces tenemos que recurrir a otros métodos.
Estrategias para comunicar la incertidumbre
Podemos tener tendencia a disimular nuestras dudas, pero nuestro comportamiento vendrá condicionado por la confianza que tengamos en nuestro análisis. Por eso, no tiene demasiado sentido no comunicar uno de los pilares del proceso.
- Comunicar de forma abierta el grado de incertidumbre. ¿Cuándo y a quién? Esto dependerá de dónde trabajamos o con quién compartimos las actividades. Si por ejemplo, nos encargan la predicción de aludes en un lugar donde nunca se ha hecho, dispondremos de un registro de aludes muy pobre. Esto condicionará nuestra forma de trabajar durante los primeros años y será necesario transmitirlo al contratante.
- Utilizar una escala para cuantificar la incertidumbre y describir su motivo. En algunos boletines de aludes públicos, los predictores especifican su grado de confianza en el producto final. Esto permite al usuario hacer un mejor uso de esa información y crea complicidad entre predictores y montañeros. Ej: Confidence: Moderate. Uncertainty is due to the fact that persistent slabs are particularly difficult to forecast (https://www.avalanche.ca/; 01/01/2023).
Después de todos estos años, me sigue no gustando la incertidumbre y no creo que esto cambie. Pero identificarla y acotarla me ayuda a tener mejor percepción de la realidad. Me gusta pensar que tengo certidumbre en la incertidumbre. Un pequeño juego de palabras que quizás también os puede ayudar a vosotros 😉.
TEXTO Y FOTOS: Sara Orgué