Las costras son capas de nieve de dureza y de grosor variable que se forman en la superficie del manto o cerca de la superficie por la presencia de agua líquida y posterior rehielo. Las causas pueden ser diversas: temperaturas positivas del aire, lluvia, niebla, el efecto de la radiación solar o una combinación de estos mismos factores. El rehielo posterior se debe a la bajada de la temperatura del aire, al enfriamiento del manto por radiación o por el contacto con una nueva nevada más fría. La presencia de estas costras influye en la calidad del esquí pero también tiene un efecto importante en lo que se refiere a los aludes.
Por un lado, las costras, si son suficientemente duras y gruesas, pueden aguantar el paso de un esquiador y, por tanto, aislarnos de capas débiles más profundas. En este caso, su efecto puente, tanto en la superficie como en el interior del manto, contribuye a reducir la probabilidad de desencadenar un alud de placa.
Por otro lado, las costras en el interior del manto pueden contribuir a la inestabilidad:
- Las costras son relativamente impermeables al transporte de vapor y son mejores conductoras del calor que el resto de capas del manto. Esto altera el gradiente de temperatura y el gradiente de presión de vapor en el grosor de la costra y alrededores. Estas condiciones pueden llevar al desarrollo de facetas (ver imagen de portada).
- Las costras pueden ser también superficie de deslizamiento de aludes de salida puntual y salida lineal, si la nieve que tienen por encima no se enlaza bien. Cuanto más lisa es la corteza, más se potencia este efecto. En el caso de las placas, la regularidad y la continuidad de las costras justo por debajo de la capa débil, favorece una buena propagación.
- Las costras y su naturaleza impermeable pueden concentrar el agua líquida que se infiltra por el manto en episodios de fusión intensa y potenciar los aludes de nieve húmeda (Figura 2: primer caso).
Figura 2: Dos reacciones del manto a la infiltración de agua líquida.
Y por último, las costras pueden encontrarse en el interior del manto y no jugar ningún papel importante en su estabilidad.
Como los resultados pueden ser tan diferentes, aquí en Canadá todos están muy interesados en realizar el seguimiento de las costras. Cuando una costra en concreto queda enterrada por la siguiente nevada, le dan un nombre y la añaden a la lista de capas débiles persistentes en InfoEx. El combo costra + facetas ha protagonizado ciclos de aludes muy destructivos en Norte América y, por eso, las costras generan desconfianza.
Para realizar el seguimiento a una costra primero debemos determinar su distribución. Si la costra es de temperatura, la encontraremos más frecuentemente en cotas bajas. Si la costra es de lluvia, la encontraremos en todas las orientaciones por debajo de la cota de nieve. Si la costra es de radiación, la encontraremos sólo en las orientaciones afectadas por el sol. La época del año, la pendiente y el terreno adyacente jugarán un papel importante. Podemos fijarnos también en su rugosidad, su dureza y si es continua o variable en grosor.
Una vez enterrada hay que sacar la pala y recurrir a los perfiles. La herramienta principal para monitorizar si la costra está generando o no facetas a su alrededor serán los test. A veces, ni el termómetro ni la lupa tienen suficiente resolución para describir lo que ocurre dentro y cerca de las costras. Encontraréis un resumen de los principales tests de estabilidad AQUÍ. Importante: fijarse que cada fragmento del vídeo corresponde a un test diferente.
Este último mes hemos estado haciendo Deep Tap Tests (DT) en una costra de lluvia enterrada el 25 de enero que se encontraba a unos 120-140 cm de la superficie. Este test sirve para testar inestabilidades profundas y, sobre todo, nos da información del carácter de la fractura. A continuación, uno de los perfiles del pasado mes de febrero.
Figura 3: Perfil y tests hechos en Skeena Cat Skiing en una vertiente NE a 1490 m en un sotavento cerca de la cresta.
Este perfil hecho de los primeros 150 cm de nieve (HS: 245 cm) reflejaba una estructura piramidal de durezas. Los tests de compresión fallaban con cargas moderadas y fuertes por diferentes planos dentro de los primeros 50 cm. Estas fracturas mostraban poca capacidad de propagación (carácter de la fractura: resistente planar). De estos resultados concluimos que, para desencadenar un alud de placa, era necesario que el terreno fuera muy favorable (sotavento, empinado, convexo y sin apoyo). Con el objetivo de comprobar si la costra del 25 de enero estaba generando facetas, le realizamos un Deep Tap Test (DT) pero no se produjo ninguna fractura. Sin embargo, es interesante ver en el perfil de temperaturas cómo la presencia de esta capa provoca una discontinuidad en la gráfica. También vimos, sondeando, que la base del manto era muy débil.
Recientemente, he descubierto un podcast de aludes llamado The avalanche hour donde entrevistan a gente del mundo de la nieve y los aludes, principalmente de Norte América. En una entrevista a Bruce Jamieson hablaban de cómo hacer los test con presencia de costras y, concretamente, de cómo testar un combo de costra con facetas encima y debajo. Por un lado, decía que sólo aislaremos la costra en los tests si creemos que no aguantaría nuestro peso al esquiar. También podemos decidir aislar la costra buscando ver qué pasaría si tenemos la mala suerte de encontrar un lugar donde esta capa es más débil o en caso de que la sobrecarga sea muy fuerte como la caída de una cornisa gigante. Por otro lado, decía que cuando se investiga una costra con facetas por encima y por debajo, hay que aislar primero la costra para testar las facetas que están por debajo y, después, repetir el test sin aislar la costra para testar las facetas de encima .
Dado que todavía se desconocen parcialmente los detalles de estos procesos incentivados por la presencia de costras, los científicos siguen experimentando en el laboratorio. Contrastando diversas fuentes, éstas son las dos situaciones más típicas que pueden llevar a la formación del combo temido.
- Una capa de nieve húmeda es enterrada por nieve nueva más fría. Podría ser la situación del paso de un frente cálido seguido por un frente frío. Se forma la costra por el enfriamiento de la nieve húmeda en contacto con la nieve fría y se desarrollan facetas encima por gradiente de temperatura elevado.
- Una costra cerca de la superficie durante días fríos y serenos puede presentar un gradiente de temperatura muy alto y promover la formación de facetas alrededor. Parece que el estancamiento del vapor de agua debido a la impermeabilidad de la corteza, también contribuye a la formación de facetas debajo.
Con la llegada de la primavera en Canadá, el contenido de agua líquida en el interior del manto aumentará y esto puede hacer reactivar las capas débiles persistentes. Las facetas, los cubiletes y la escarcha de superficie enterrada son cristales que cuando se humedecen se vuelven aún más débiles. Esto puede hacer que no puedan soportar la misma carga y que cedan produciendo aludes de placa. Es lo que muestra el segundo ejemplo de la figura 2 y la figura 4.
Figura 4: Con la llegada del agua líquida a las capas débiles persistentes, éstas pierden resistencia.
Como ya he comentado antes, la presencia de costras justo por debajo de estos niveles persistente puede concentrar la cantidad de agua, por un lado, y favorecer largas propagaciones, por el otro. La forma en que se infiltre el agua en el manto (de repente o más gradual) será uno de los factores determinantes.
TEXTO: Sara Orgué
IMÁGENES: adaptadas por Pau Gómez del libro Staying alive in avalanche terrain de Bruce Tremper.
BIBLIOGRAFÍA:
- The Avalanche Handbook. David McClung and Peter Schaerer. 3rd edition. 2006.
- Staying alive in avalanche terrain. Bruce Tremper. 2nd edition. 2018.
- Formation of refrozen snowpack layers and their role in slab avalanche release. Bruce Jamieson. 2006.
- The Avalanche Review. Volumne 30.3